Hablar sobre lo Real -así, con mayúscula- no deja de ser en la actualidad toda una provocación. Pero si además nos fijamos en el autor de la misma, Clément Rosset, ya no hay duda al respecto. La aparición de Lo Real en castellano se estrena, pues, en la intelectualidad española y sudamericana satisfaciendo una de las principales lagunas del pensamiento ontológico y estético contemporáneos. Se trata de la obra capital de Rosset dedicada al análisis de lo real, y constituye el eje central de la ya conocida trilogía que forma junto aLo Real y su dobley El objeto singular. Aparecida en Francia en 1977, esta obra inicia la más que difícil descripción de lo real que se ha practicado en el pensamiento postmoderno: su carácter insólito, singular, único, sin doble, así como su profunda idiotez. El inicio de este ensayo absorbente lo marcan los pasos de un cónsul ebrio de whiskey en el festejo del regreso de su ex-mujer. Cónsul que no tarda en rodar muerto barranco abajo por unos policías corruptos. A partir de este comienzo -tan intrigante como desconcertante en un lector que pensaba tener entre sus manos un ensayo filosófico sobre la realidad-, el discurso va intrincándose en análisis y figuraciones, tramas de personajes esporádicos y toda una historia dispersa de las ideas estéticas y metafísicas sobre lo real, penetrante y mordaz, que no deja de causar asombro al lector.